Toponimias de Andalucía (I)
Rescatamos de nuestros archivos las raíces que hicieron posible la denominación de nuestros lugares, tomando como punto de partida y norma las toponimias de cada lugar. La toponimia es una disciplina que registra los nombres de lugares, habitados o no; incluye también los nombres de montes, cordilleras, ríos, lagos, etc. La toponimia se estudia de manera auxiliar en ciencias, como la historia, geografía, mitología, literatura, botánica, etc. Es una disciplina esencialmente lingüística, pero nos puede proporcionar datos de interés al conocimiento histórico, zoológico, arqueológico u otros. Es, por tanto y como onomástica geográfica, una disciplina que consiste en el estudio etimológico de los nombres propios de un lugar o de una cosa o de un momento. Veamos algunos nombres de lugares andaluces y su milenaria procedencia. Porque, como decía Antonio Gala "no es moro todo lo que reluce pero lo que reluce es mucho y en mucho tiempo".
Empecemos por nuestras capitales de provincia:ALMERÍA
El topónimo Almería procede del arábigo-andalusí al-Mariyya, que significa mirador o vigía, porque su función inicial era proteger la ciudad de Bayyana, actual Pechina. La ciudad de Almería, uno de los primeros centros del comercio mediterráneo, sirvió de asentamiento de varias culturas por estar situada en lugar privilegiado, control de las llegadas de navegantes y paso obligado hacia el nuevo mercado tartéssico que ampliaba hacia el norte las rutas llegadas de oriente.
Es de destacar la milenaria procedencia de este lugar, con raíces en las culturas neolíticas, conocidas por las de “Almería”, “Los Millares” y “El Argar”, desde donde se inició una nueva civilización con el descubrimiento del vaso campaniforme, futuro recipiente que revolucionó el mundo conocido.
CÁDIZ
Gadir fue el primitivo nombre fenicio de Cádiz, significa etimológicamente castillo, fortaleza o recinto amurallado. Su equivalencia a agadir se corresponde a muchos topónimos del norte africano, por ejemplo la ciudad de Agadir de Marruecos. En la actualidad se conserva en el Mogreb el término agadir para designar «granero o mercado fortificado». Por la protección de su bahía y la cercanía con Tartessos, Gadir fue el enclave fenicio más importante de la Antigüedad en la península ibérica y de gran parte del Mediterráneo.
A la llegada de los griegos, se conoció por Gadeira, nombre con el que aparece en los escritos de Herodoto. En el latín romano es nombrada como Gades y posteriormente en árabe se escribirá Cádiz, pronunciándose definitivamente Cádiz. La importancia histórica y comercial de la ciudad ha hecho que, a partir de Cádiz, surjan el término italiano Cadice; el francés Cadix; el inglés Cadiz y el caló Peri.
CÓRDOBA
El origen de la ciudad procede de las colonizaciones fenopúnicas, es decir de fenicios y griegos, atraídos por su riqueza mineral. Asentada en lo hoy se conoce como “Colina de los Quemados”, lugar que se identifica como el promontorio que arranca desde el puente de San Rafael hacia la Avenida del Linneo hasta el parque Cruz Conde. En su inicio fueron una aglomeración de cabañas sustentadas por una economía agropecuaria que evolucionaron hasta formarse en núcleo de unidades de habitación simple, de planta circular o rectangular, construidas a base de barro, piedra y madera, sin ordenación urbanística .
En cuanto a la etimología de “Córdoba”, es frecuente la afirmación de sus raíces griegas, caldeas o fenicias, con significados tan dispares como “Ciudad Buena”, “Altura Próxima al Río”...etc, en cambio algunos investigadores opinan que se trata de un vocablo indígena como el de “Salduba, Onuba, Maenuba”. Con el tiempo derivaría todo esto en Corduba o Colonia Patricia de origen romano.
GRANADA
La historia de Granada se puede prolongar hasta periodos más que antiguos, hasta elegir, incluso, si su fundación estuvo a cargo de una hija de Noé, o por el contrario, de una hija de Hércules de nombre Granata.
La historia asegura que hubo en Granada un importante asentamiento ibérico y también romano, algo habitual en casi todas las ciudades del sur de la península Ibérica. También confirma que jugó un importante papel en la cristianización de la Península, no sólo por la documentada aparición en torno al año 60 de nuestra era, de Cecilio, santo patrono de la ciudad, sino porque además en Granada, entonces Iliberis, se celebró el primer concilio de la iglesia española alrededor del año 300.
En Granada existe una fecha que la organiza como una gran bisagra temporal y da sentido a un antes y a un después. Se cuenta que el dos de enero de 1492 los granadinos se acostaron en una ciudad y se levantaron en otra. La medieval ya nació tarde, en el 1013, y como resultado de un traslado. El poder protector del califato era ya cosa del pasado y las colinas eran más seguras. Desde la muy cercana Elvira damasquina, la ciudad se trasladó por evidentes razones de seguridad, al Albaicín. Los ziríes, clan norteafricano que no árabe, se convirtieron en monarcas y construyeron una nueva ciudad sobre otra o sobre otras que allí existieron.
Los ziríes trasladaron la capital de "Medina Elvira" (Ciudad Elvira) a otro lugar más protegido, eligiendo los promontorios del actual barrio de El Albaicín y la colina de La Alhambra, que se llamará "Medina Garnata". La etimología del topónimo Granada es discutida, y podría provenir tanto del árabe "Gar-anat" (Colina de peregrinos), como incluso del latín "granatum", «granado» o lugar granado.
HUELVA
El núcleo urbano ha aparecido con diferentes nombres a lo largo de su historia. Así es común referirse a la ciudad con el nombre fenicio de Onoba u Onuba, resultante de Onos Baal, "Fortaleza de Baal", dios del sol y el fuego aunque posiblemente también de origen indoeuropeo , al interpretarse uba como "agua" u Onuba Aestuaria una vez romanizado y que aparece ya en fuentes clásicas de autores como Plinio el Viejo o Estrabón. Utilizando estas fuentes, en el siglo XVIII, Rodrigo Caro dictaminó que Onuba era la actual Gibraleón aunque en 1775 Antonio del Barco impugnó esta equiparación demostrando que la ciudad de Huelva era la antigua Onuba.
El topónimo "Onuba" ha sido usado frecuentemente por diversas empresas e instituciones de la ciudad en el siglo XX y ha servido para dar nombre al gentilicio oficial de las gentes de la ciudad y la provincia: onubenses. Anteriormente a estos topónimos también se utilizaron otros como el de Olba -según el arqueólogo alemán Adolf Schulten-. Con la llegada de los árabes a la zona la ciudad tomará nuevo nombre y aunque se han estudiado diversos topónimos como Gaelbah o Umba es Welba el más aceptado. La presencia cristiana posterior latinizó lentamente el nombre de Welba al actual: Huelva.
JAÉN
La ciudad de Jaén es ciertamente antigua, los estudios de la aldea de Marroquíes Bajos confirman que estaba poblada en el tercer milenio a.c., lo que la sitúa entre las ciudades más antiguas de la península. Tras diversas migraciones, en el siglo IV a.C. la población se concentra en el cerro de Santa Catalina y ahí es donde nace la actual ciudad de Jaén.
Un siglo después es ya un núcleo fortificado cartaginés, llamado Aurgi, hasta que, durante la segunda guerra púnica, es conquistada por Lucio Escipión (207 a.c.), que amplió las fortificaciones y le dio el nombre de Auringia o Auringis. Poco después los árabes se asientan en Auringis, a la que llaman Yayyan. Abd al-Rahman II la convierte en capital.
Origen del antiguo Reino de Jaén. Fue Abderrahman IV quien tras conquistarla en marzo de 1018, le dio el nombre de reino.
Etimología del "Santo Reino". Tres son las teorías respecto al origen de la denominación "Santo Reino" aplicado a la provincia de Jaén:
La reliquia del Santo Rostro. La Verónica ó Santo Rostro que se venera en la capilla mayor de la Catedral, es sin duda símbolo de esta provincia, que precisamente por gozar de su posesión se viene denominando, al menos desde el siglo XVIII, el "Santo Reino de Jaén".
Conquista de Jaén por Fernando III. Se conoce con el nombre de Santo Reino a la amplia zona en torno a la ciudad de Jaén conquistada por Fernando III en el siglo XIII, y que tomó el nombre de este rey. Antes esta zona había sido reino del Califato de Córdoba.
El Reino mágico. La actual Jaén fue denominada desde los más antiguos tiempos "Santo Reino", y todavía hoy resulta frecuente que al nombre de la provincia le anteceda esta aposición. Es común pensar que este apelativo se debe a la señera figura de su conquistador, el rey Fernando III de Castilla, llamado el Santo. La provincia de Jaén tuvo el estatus de "reino" -según la antigua organización administrativa de los territorios, nomenclatura administrativa que desapareció con la división provincial operada por Javier de Burgos en 1833. Sin embargo ni a Córdoba ni a Sevilla, ambas conquistadas por el mismo rey santo no se le adicionó el título de "santo" nunca.
Hay otra explicación para el origen de este apelativo de "Santo Reino", aplicado a la provincia de Jaén. Esta otra explicación, es de índole ocultista. Y se puede fundar en la tradición que nos proporciona el mago decimonónico Eliphas Levi. En su libro "Dogma y ritual de la alta magia" Eliphas Levi nos cuenta que los antiguos llamaban a la magia "Sanctum Regnum" o "Regnum Dei" (o sea, Santo Reino, Reino de Dios). En este sentido obran muchas razones históricas que nos aclararían que el Santo Reino de Jaén fue en la antigüedad, según los ocultistas, un territorio sagrado y mágico.
MÁLAGA
Aunque con frecuencia se indica como étimo la palabra fenicia para la sal méla? y la árabe mil?, la diferencia de consonantes hace poco probable esta teoría. Problemas del mismo orden restan credibilidad a la explicación a partir del verbo "coger, asir, torcer" con el sentido "lugar en el que se retuerce el metal" (malqa? o similar), indicando la presencia de alguna fundición; esta teoría encuentra apoyo en la frecuente aparición de tenazas grabadas en las monedas acuñadas en Málaga.
Si tenemos en cuenta que los fundadores de Malaka proceden de la poderosa ciudad fenicia de Tiro (tirios) al establecer en ella una poderosa factoría y posterior asentamiento y que en dicha ciudad el dios supremo era MelKart (mlk-q = rey + ciudad) y que en la mayoría de las monedas encontradas de la ceca de Malaka aparecen en el reverso un templo y en el anverso la imagen de un dios, tampoco es descabellado deducir que ese templo y el nombre de la ciudad iban dedicados a ese dios supremo.
SEVILLA
El nombre de la ciudad procede del antiguo Hispalis, de origen romano al interpretar la expresión púnica “Es de palos”, ciudad edificada a las orillas del lago Ligustinus y cuyas edificaciones se elevaban sobre pilares de madera para salvar las mareas llegadas del mar. En época musulmana se transformó en Ishbiliya , debido a la sustitución de la "p" (fonema inexistente en árabe) por "b", y de la "a" tónica por "i" (fenómeno característico del árabe hispánico conocido por imela o lengua aljamiada), de donde procede la actual forma Sevilla.
El lema de la ciudad, que se encuentra como relieve en numerosos edificios, es «NO8DO», teniendo el 8 forma de madeja de lana. Se lee, por tanto, «No-madeja-do», queriendo decir «No me ha dejado». Según la leyenda, este lema hace referencia a la lealtad que mantuvo la ciudad a Alfonso X El Sabio en la guerra contra su hijo Don Sancho en el siglo XIII.
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ANDALUCÍA
El topónimo "Andalucía" se introdujo en la lengua castellana durante el siglo XIII bajo la forma "el Andalos". Se trata de la castellanización de al andalusiya, adjetivo árabe referido a Al-Ándalus, nombre que recibían los territorios de la península ibérica bajo gobierno islámico.
El Andalos se ha traducido en el antiguo pensamiento mogrebí como el lugar o tierra prometida. La tradición cuenta que un santón que ejercía su magisterio por las montañas del Atlas, designó el más cercano sur o tierras bajas de Andalucía como la tierra prometida para el Islam, donde visionó la abundancia, descrita como “río de miel”, situada en una “isla verde” por la fertilidad y frondosidad de sus páramos. En la actualidad, tanto Río de la miel como Isla Verde son términos existentes en la provincia de Cádiz.
Otra teoría difundida a partir del siglo XVI es la procedencia etimológica que hace derivar Andalucía de Vandalia o tierra de los vándalos, aunque no goza en la actualidad de crédito científico alguno. En cuanto a su uso, el término “Andalucía” no siempre se ha referido exactamente al territorio hoy conocido como tal. Durante las últimas fases de la conquista castellano-cristiana, se otorgó este nombre exclusivamente al sur peninsular bajo dominio musulmán, quedando posteriormente como denominación del último territorio en ser conquistado.
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24 de Octubre del 2018

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